El testamento del pescador

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El caso Medjugorje: no apagar el Espíritu

Posted by El pescador en 1 julio 2009

(original en italiano; traducción mía)

De Libero, 16 enero 2009

Benedicto XVI, como Juan Pablo II, defiende la fe del pueblo cristiano

 de Antonio Socci

Hoy turban la Iglesia, arriesgándose a crear escándalo y extravío para millones de fieles, más que ciertos ateos declarados que hacen campañas publicitarias en los buses de Génova, están aquellos que -quizás con un hábito eclesiástico- hacen la guerra a Dios desde el interior y bajo pretextos «religiosos» propagan un pensamiento «no católico» (como confió amargamente Pablo VI a Jean Guitton).

No por casualidad el cardenal Ratzinger inició un memorable discurso a los biblistas en un ateneo vaticano recordando la figura del Anticristo de un relato de Soloviev, cuyo Anticristo era «un célebre exegeta» con doctorado en Teología en Tubinga. La admonición, aunque sea gallarda, era evidente.

Por otra parte, curiosamente, en estos años no ha sido el campo ortodoxo el que ha desenterrado una especie de Inquisición contra quien propaga herejías y contesta al Magisterio pontificio, sino más bien aquellos que querrían poner bajo inquisíción a la Virgen misma que osa manifestarse sin su permiso. A menudo son vejados por nuevas inquisiciones quienes testimonian una fe viva y fiel al Papa, no los herejes.

Ahora suscitan algunas preocupaciones, entre tantos y fervorosos fieles de la Virgen, ciertas «anticipaciones» (que no se saben si son verdaderas) del llamado «vademecum» que debería ocuparse de eventos sobrenaturales. Las voces sobre su presunto contenido han sido referidas por «Panorama», hace tres meses, y en estos días por un sitio de internet: se trataría de un «directorio» contra Medjugorje (meta de millones de peregrinos y lugar extraordinario de conversión) y contra los hechos de Civitavecchia donde, en febrero-marzo de 1995, una estatuílla de la Virgen proveniente de Medjugorje, ha llorado lágrimas de sangre durante 14 veces.

A favor de la autenticidad de las apariciones de Medjugorje y del llanto milagroso de Civitavecchia están no sólo las cuidadosas investigaciones científicas llevadas a cabo sobre los videntes durante las apariciones y sobre la estatuílla de Pantano, investigaciones que excluyen categóricamente toda forma de estafa o de autosugestión. Está también la enorme cantidad de conversiones e incluso de curaciones inexplicables que se han verificado y continúan verificándose (los testimonios están documentados). Está la perfecta ortodoxia que se respira en estos santuarios. Y, juntamente con la devoción de millones de simples cristianos, está la devoción convencida de tantos sacerdotes, obispos y cardenales. Sobre todo aquella, aclarada, de Juan Pablo II que ha manifestado de mono inequívoco y más veces, incluso por escrito, su convicción personal sobre la autenticidad de las apariciones de Medjugorje y de las lágrimas de la Virgencita.

Ciertamente un “vademecum” para los obispos hoy puede ser utilísimo para tratar tantos casos de «visionarios» de pacotilla y de embaucadores, pero hay que excluir que tal «directorio» sea apuntado contra Medjugorje y Civitavecchia que son dos santuarios marianos y tienen ahora su historia de devoción del pueblo cristiano (que, recordémoslo, es solicitada en las canonizaciones y presupuesta de hecho incluso en las definiciones de los dogmas) y son dos santuarios marianos.

Se dice que el “directorio” prescribe el recurso incluso a “psiquiatras ateos”. En Medjugorje ya ha sucedido. Al principio, en 1981, cuando el régimen comunista se desató contra las apariciones con arresos, vejaciones y violencias, los seis muchachos fueron incluso arrastrados ante psiquiatras del régimen que sin embargo debieron reconocer su perfecta salud mental y su buena fe. Al final algunos de aquellos médicos incluso se convirtieron, junto con los policías que debían reprimir el fenómeno.

En Civitavecchia la Virgencita superó el duro examen del obispo que no creía y que vio acaecer la décimocuarta  lacrimación justo entre sus propias manos, sufriendo un shock cardiaco. Y ha superado también el examen de la comisión eclesiástica (que ha excluido alucinaciones, fenómeno parapsicológico o diabólico) y el examen laico más exigente, el de la ciencia (que ha reconocido que no es posible la explicación científica del fenómeno) y de la magistratura que -después de cuidadosas investigaciones y considerados los numerosísimos testimonios de las lacrimaciones (entre ellos «el Comandante de la policía municipal, agentes de la policía penitenciaria y de la policía del Estado»), escribe que éstas «deben reducirse o a un hecho de sugestión colectiva o a un hecho sobrenatural». De no ser porque aquellas lágrimas de sangre, al ser fotografiadas y filmadas, no pueden ser una «sugestión»: han sido además analizadas en laboratorio, al microscopio y definidas como «sangre humana».

Sobre Medjugorje el secretario de Estado Bertone, apenas fue nombrado, explicitó la posición de este pontificado precisando que las peregrinaciones allí, obviamente no oficiales, «están permitidas» y aconsejó incluso «un acompañamiento pastoral de los fieles». Además definió todavía una vez como «personales» las declaraciones del obispo de Mostar e indicó como justa la posición de espera de los obispos de la ex Yugoslavia que «deja la puerta abierta a futuras investigaciones».

También porque el gran número de apariciones,  aún hoy en curso, no es un obstáculo, después que han sido reconocidas recientemente las apariciones de Laus donde la Virgen, desde 1647, se manifestó durante 54 años y largamente de forma cotidiana.

Por tanto los fieles de Medjugorje y Civitavecchia pueden estar tranquilos. Del resto el Papa demuestra que tiene la unidad de la Iglesia muy dentro del corazón. También lo ha demostrado recientemente en el modo en que ha resuelto paternalmente el problema neocatecumenal y en el modo en que ha tendido la mano a los tradicionalistas, con la recuperación de la antigua liturgia, pidiendo a los obispos franceses que los acojan y que no discriminen a ninguno. Verdaderamente el Santo Padre quiere conjurar en todos los modos fracturas y desorientación de los fieles. Finalmente también la devoción y la estima hacia Juan Pablo II lo inducen a defender Medjugorje e Civitavecchia. Por eso hay que excluir que el directorio sea «contra» estos dos santuarios.

También hay mucha duda de que el Papa pueda aprobar un «directorio» tan duro y represivo como aquello anhelado por ciertas indiscreciones, porque justamente Ratzinger fue el autor del memorable discurso con el cual el cardenal Frings, arzobispo de Colonia, en 1962 convenció a la Iglesia para que jubilara el viejo Santo Oficio y ciertos sistemas suyos «cuya modalidad de procedimiento no está de acuerdo en muchas cosas con nuestro tiempo y para la Iglesia será un daño y para muchos un escándalo».

Considerados los errores dolorosísimos hechos hace 50 años por eclesiásticos al tratar casos de santos como padre Pío o acontecimientos como Ghiaie di Bonate, es dudoso que el propio papa Ratzinger permita volver a reglas vejatorias que hoy podrían ser impugnados desde el punto de vista de los derechos humanos, además del derecho natural y del derecho canónico, produciendo «un daño para la Iglesia y un escándalo».

Benedicto XVI no quiere en absoluto «apagar el Espíritu» y «despreciar las profecías» (1 Tes 5,19-20), como alún teólogo y algún curial, sino que quiere exactamente lo contrario: ya de cardenal puso en guardia a los católicos de convertirse en «deístas», o sea aquellos que no creen verdaderamente «en una acción de Dios en nuestro mundo» y por eso se engañan con que «debemos nosotros crear la redención, nosotros crear el mundo mejor, un mundo nuevo. Si se piensa así el cristianismo ha muerto».

«La Iglesia» explicaba Ratzinger «afronta los desafíos que le son propios gracias al Espíritu Santo que, en los momentos cruciales, abre una puerta para intervenir». Históricamente lo ha hecho con los grandes santos «que eran también profetas», pero ante todo a través de la Virgen: «Hay una antigua tradición patrística que llama a María no sacerdotisa, sino profetisa. El título de profetisa en la tradición patrística es el título de María por excelencia… Se podría decir, en un cierto sentido, que de hecho la línea mariana encarna el carácter profético de la Iglesia».

Por tanto la «Reina de los profetas» va a ser escuchada, no amordazada.

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La conversion de Maria Vallejo-Nagera en Medjugorje

Posted by El pescador en 4 abril 2009

La autora de libros como «Un mensajero en la noche» (Ediciones Belacqua) nos cuenta su experiencia de conversión en este lugar de apariciones marianas.

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Divinas lágrimas de mujer

Posted by El pescador en 14 enero 2008

Antonio Socci (original en italiano; traducción mía)

Ha causado alboroto en 1995 el caso de la Virgen de Civitavecchia. Hoy, después de diez años exactos de atentos análisis, llevados a cabo por especialistas que están fuera de toda duda, se ha debido reconocer que aquellas lágrimas de sangre (humana) que brotan de una Virgencita de yeso (una estatua pequeñita rellena, como han revelado las radiografías, sin nada sospechoso en su interior) son científicamente inexplicables. Es por tanto la razón humana, aquí, que “ve” con los ojos y toca “con mano” una chispa de sobrenatural que ha hecho irrupción en la historia (así como en los clamorosos milagros que suceden en Lourdes y en tantos otros lugares). Para no reconocer la evidencia del Milagro en este caso sería preciso renegar de la razón y refugiarse en el prejuicio. Como decía un gran periodista y escritor inglés, Gilbert K. Chesterton: “Quien cree en los milagros lo hace porque tiene pruebas a su favor. Quien los niega lo hace porque tiene una teoría contraria a ellos”.
Aquí un simple hecho hace correr ríos de tinta que también en estos días ciertos solones de un viejo laicismo han esparcido. Pienso en Eugenio Scalfari que en el Espresso para abroncar el racionalismo cristiano de Buttiglione ha pretendido llamar en su ayuda “el principio de indiferencia de Heisenberg” del cual debe conocer bien poco si se equivoca incluso en el nombre (quería quizá citar el “principio de indeterminación” enunciado por Heisenberg en 1927).En realidad la ciencia contemporánea no lleva de hecho hacia Scalfari y las viejas ideologías laicistas, sino hacia la eterna juventud de Dios como demuestra la recientísima “conversión” de Anthony Flew, el heredero de Bertrand Russel, con el que durante decenios ha sido el maor símbolo del ateísmo filosófico. Pues, al final, frente a la evidencia de las investigaciones científicas ha debido invertir sus posiciones y reconocer una misteriosa Inteligencia superior que ha ordenado el cosmos.Si será aún fiel a su lema socrático –“sigue la evidencia a donde quiera que te conduzca”– descubrirá un hecho aún más extraordinario: que aquella Inteligencia superior (que los griegos llamaban Logos) no se quedó lejos del hombre, no lo ha abandonado, sino que se ha hecho ella misma hombre y ama apasionadamente y tiernamente a toda criatura. Y está presente en la historia.Esto es lo que dice (también) el evento de Civitavecchia. Pero no sólo. Y estos días no se ha recordado que aquella estatuita viene de Medjugorje. El párroco de Pantano que después la regaló a los señores Grigori, en septiembre de 1994, la compró de hecho en una tiendecita de este pueblo de la Herzegovina donde había ido en peregrinación porque allí, desde hace ya 23 años aparece periódicamente la Virgen a seis muchachos (hoy hechos adultos). Es por tanto una clamorosa confirmación de los hechos de Medjugorje.Justamente en un apasionado mensaje de la Virgen de Medjugorje (el 24 de mayo de 1984) se habla de lágrimas de sangre. “Queridos hijos, en cada instante, cuando tengáis dificultades, no tengáis, porque yo os amo también cuando estáis lejos de mí y de mi Hijo. Os ruego, no permitáis que mi corazón llore lágrimas de sangre por las almas que se pierden en el pecado”.

Marija Pavlovic, una de las videntes, en una larga entrevista con el padre Livio Fanzaga que le recordaba este mensaje a propósito de la estatuita, ha declarado: “Para mí (el suceso de Civitavecchia, nda) tiene un significado muy grande, no tanto porque la Virgen ha llorado, en cuanto que la Madonna ha llorado, en cuanto la he visto también yo llorar, sino porque ha llorado lágrimas de sangre y ha llorado cerca de Roma. Todo el conjunto dice mucho”. El entrevistador ha probado a saber más de esto, pero la muchacha se ha cerrado de manera que se intuyó que estaba pensando en uno de los diez misterios secretos sobre el mundo que la Virgen les ha confiado.

¿Significa a lo mejor que alguno de los Secretos tiene que ver con Italia? ¿O Roma? ¿O la Santa Sede? ¿Tiene un significado simbólico que la estatua de la Virgen haya llorado lágrimas de sangre entre los brazos de un obispo que hasta poco antes era totalmente escéptico? ¿Prefigura algo que acontecerá?

Marija no responde. Repite sin embargo: “La Virgen nos ha dicho: ‘Orad por el Santo Padre, porque este Papa lo he elegido yo para estos tiempos’… Pienso de modo particular cuando vemos que el Santo Padre tiene menos fuerzas, y también en los próximos años, cuando estaremos en el paso entre un Papa y otro y cuando será el momento de elegir un nuevo Papa, debemos dejarnos guiar por la oración y por el Espíritu Santo…”.

Parecería que en el paso de pontificado deba acaecer algo dramático. Pero también esta deducción en el fondo puede ser arbitraria. Hay sin embargo otros aspectos simbólicos e inexplorados en los hechos de Civitavecchia. Por ejemplo un detalle que, al momento, sembró desconcierto fue el relativo a la sangre: los laboratorios de hecho atestiguaron que era sangre humana, pero perteneciente a un sujeto masculino. Las reacciones superficiales de la mayoría fueron escandalizantes: la Virgen, se objetaba banalmente, tiene sangre femenina, no masculina.

Pero los teólogos advirtieron que no había nada de inquietante. Al contrario: la sangre redentora de hecho, para los cristianos, es la derramada por Jesús, no la sangre de María, que es una criatura redimida por Él como nosotros. Y por tanto aquella circunstancia mostraba el vínculo indisoluble entre la Madre y el Hijo Salvador, mostraba que María lleva a Jesús redentor y no a sí misma. Todo esto tenía un sentido cristiano. También porque el llanto empezo el 2 de febrero, o sea la fiesta litúrgica de la presentación de Jesús en el Templo y de la “Purificatio Sanctae Mariae”. Esta antigua fiesta celebra a la Virgen que “estuvo íntimamente unida” a la salvación “como Madre del Siervo sufriente de Yahve y como modelo del nuevo pueblo de Dios, constantemente probado en la fe y en la esperanza por el sufrimiento y por la persecución” (Pablo VI).

He aquí por qué la sangre de Cristo en las lágrimas de ella. Y después aquella fiesta recuerda el episodio evangélico del reconocimiento mesiáncio por parte del anciano Simeón y de la profetisa Ana, que representan la tradición profética de Israel. Tiene por tanto un significado profundo también en el tiempo de la Iglesia: también ella de hecho tiene el deber “profético” de reconocer el misterio de Dios presente y operante en la historia actual. También en formas especiales. En Medjugorje como en Civitavecchia, como en Fátima y en Lourdes. No sólo. La iglesita de Pantano está dedicada a S. Agustín y surge justamente donde –según la tradición– Agustín, en el 387, sobre la orilla del mar, meditando sobre el misterio de la Trinidad, encontró un ángel-niño que le iluminó: era como pretender hacer entrar el mar infinito en el hoyito que había excavado en la arena.

Que el hecho de la estatuita acaezca en un lugar parecido puede significar una exhortación al reconocimiento humilde del misterio de Dios. Una invitación a no quedar prisioneros de los prejuicios y de la soberbia intelectual. Sobre el simbolismo de las lágrimas después se podría escribir un tratado. El llanto vuelve en muchas apariciones de la Virgen. En verdad el llanto es, en la vida normal, una característica en modo particular de las mujeres y –vendría a decir- María de Nazaret es una mujer en todos los sentidos. También por la facilidad para el llanto que no es un indicio de debilidad femenina, como banalmente se cree, sino de intensidad afectiva y emocional. Tom Lutz en su Storia delle lacrime observa que ninguna otra especie, fuera de la humana, es capaz de llorar, así como sólo la humana posee el lenguaje. Así pues el llanto representa un fenómeno específicamente humano, expresa una profundidad que es sólo humana.

Pero en las lágrimas de María hay un dolor que es también divino. Don Augusto Baldini, en el volumencito sobre el caso de Civitavecchia, refiere algunos motivos de meditación. Por ejemplo del filósofo, convertido, Jacques Maritain: “Si los hombres supieran que Dios sufre con nosotros y mucho más que nosotros por todo el mal que devasta la tierra, muchas cosas cambiarían sin duda y muchas almas serían liberadas… Las lágrimas de la Reina del Cielo (significan) el soberano horror que Dios y su Madre experimentan y su soberana misericordia por la miseria de los pecadores”.

El cardinal Martini sobre las lágrimas de la Virgen en La Salette: “Es un misterio profundísimo, que en cualquier modo nos permite intuir el sufrimiento de Dios por los males que cometemos”. Y el Papa, siempre por el aniversario de La Salette: “María, madre llena de amor, con sus lágrimas ha mostrado la tristeza por el mal moral de la humanidad. Con sus lágrimas nos ayuda mejor a comprender la dolorosa gravedad del pecado, del rechazo de Dios, pero también la fidelidad apasionada que su Hijo nutre hacia los hermanos: Él, el Redentor, cuyo amor está herido por el olvido y por el rechazo… Ella tiene compasión de las dificultades de sus hijos y sufre al verlos alejarse de la Iglesia de Cristo”.

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Civitavecchia, he aquí las pruebas del milagro

Posted by El pescador en 13 enero 2008

Vittorio Messori (original en italiano; traducción mía)
23 de enero de 2005

La diócesis: «Hace diez años la Virgencita llora lágrimas de sangre». El mariólogo De Fiores: «Aquí hay el dedo de Dios»

«Han transcurrido diez años desde que en Civitavecchia, en un jardín de la familia Gregori (2-6 de febrero de 1995) y después en las manos del obispo Girolamo Grillo (15 de marzo de 1995), se sucedieron 14 lagrimeos de sangre en una estatuita de la Virgen. Después del interés de la prensa que ha hecho correr la noticia por Italia y por todo el mundo, los periódicos ya no hablan de ello. Parecidamente, también los historiadores callan, teólogos y pastores se han encerrado en una reserva y silencio absoluto». Sin embargo, «los peregrinos de todas partes de Italia, de Europa, es más del mundo acuden y manifiestan su devoción con la oración y la frecuentación de los sacramentos. Las peregrinaciones a la parroquia de S. Agustín, en el barrio de Pantano, donde fue colocada la Virgencita, no conocen flexiones, son una realidad que se renueva continuamente y producen consoladores frutos de conversión y de espiritualidad».

Con estas palabras inicia la introducción al grueso informe que está para ser publicado en el periódico de la diócesis de Civitavecchia y que el Corriere ha podido examinar en exclusiva previa. Una serie de relaciones y de documentos, casi todos inéditos, que describen el estado del «caso» desde todas las perspectivas, desde la teológica a la judicial, pastoral, médica (en Internet se podrá consultar, en pocos días, en el sitio www.civitavecchia.netfirms.com). El conjunto es impresionante: gente de responsabilidad, personas cualificadísimas en los respectivos campos, y, por tanto, habituadas a medir las palabras, no dudan en exponerse y en entregarse a la realidad. Todo, dicen unánimes, hace pensar que en aquel ángulo de tierra de Roma se ha verificado un evento que no tiene explicación humana y que remite al misterio del Sobrenatural.

EL DIARIO DEL MONSEÑOR – Sorprende, lo primero, el testimonio de monseñor Grillo, el obispo obligado a pasar del radical escepticismo a la aceptación del enigma, bajo el impacto violento de un evento tan imprevisto como estremecedor. En el informe que va a ser publicado ahora, el prelado reproduce un diario inédito suyo, que tiene una evolución en algún modo dramática. Como muchos, ciertamente, recuerdan, la mañana del 15 de marzo de aquel 1995 en la cual empezó todo, el prelado tomó entre las manos la estatuita de la Virgen que estaba relegada en un armario de su casa. Monseñor Grillo se había opuesto a la intervención de la magistratura, que había incluso ordenado el secuestro y puesto los precintos. También había protestado, pero en nombre de la libertad religiosa, no ciertamente por convicción de la realidad de los hechos. Con sólidos estudios y títulos en las mejores universidades eclesiásticas, había trabajado durante tiempo en las oficinas de la Secretaría de Estado, donde la atmósfera no está ciertamente invadida de misticismo sino de pragmatismo e incluso, a veces, de escepticismo. Nombrado obispo, el monseñor no había alentado devociones populares y tradiciones arcaicas, sino que buscó fundar entre su gente una espiritualidad toda bíblica y litúrgica. Su diario testimonia la incredulidad un poco irritada con que recibió las primeras noticias de la lagrimación de sangre, el echar a la papelera los relatos del párroco, la prohibición a los sacerdotes de trasladarse al lugar, el dirigirse secretamente a la policía para que indagase sobre la familia Gregori, de la cual desconfiaba. Él mismo recuerda la exclamación de un cardenal amigo: «Pobre Virgencita, ¡a qué manos has ido a parar! Justamente en las de monseñor Grillo, ¡que se entregará para sofocar todo!».

AQUEL DÍA DE MARZO – No quitó del armario por tanto con particular devoción aquel día de marzo la estatua ya desembargada. Las tres personas presentes con él en la estancia vieron antes que él, que tenía en la mano el objeto sagrado, que sucedía lo increíble: las lágrimas de sangre que comenzaron a fluir de los ojos, alcanzando lentamente el cuello. El obispo no usa eufemismos para describir su reacción, cuando se dio cuenta de aquello que sucedía. No por casualidad la hermana se puso a chillar, viéndolo tambalearse y empalidecer de modo impresionante, y corrió fuera, con un dedo bañado en sangre, pidiendo ayuda de un médico, un cardiólogo, que de hecho poco después acudió. No había necesidad. Anota el prelado, entre otras cosas: «Casi desmayado me siento sobre una silla», «he corrido el riesgo de morir por el dolor, he sufrido un schock tremendo, que me ha dejado desfallecido incluso en los días siguientes», «enseguida por instinto he pedido a María mi conversión y el perdón de mis pecados».

RENDIDO AL MISTERIO – Así la Virgencita pudo tomarse su materna, benigna revancha. Fue el mismo Grillo, el escéptico, aquel que esperaba que desde Roma le llegase el encargo de cerrar el asunto y volver a una religiosidad «seria» (mientras desde las alturas del Vaticano le recomendaban apertura de espíritu, también para lo imprevisto), fue por tanto el mismo monseñor que, con solemne procesión, desde el armario de la casa llevó a la iglesia la estatuita para exponerla a la veneración de los fieles.

Fieles por los cuales él mismo y sus colaboradores han hecho y hacen mucho, para que la peregrinación, incesante, cosmopolita, sea una verdadera, completa, experiencia espiritual. Al menos cinco confesores están en el trabajo durante muchas horas, cada día; liturgias, adoraciones eucarísticas, rosarios, procesiones, letanías se prosiguen sin parar.

Escrive, en el décimo aniversario, monseñor Girolamo Grillo: «Estuve obligado a rendirme a este misterio. Pero mi convicción aumentó siempre más viendo los beneficios que se seguían. El Evangelio nos da un criterio: juzgar por los frutos la bondad de un árbol. Aquí, los frutos espirituales son extraordinarios».

PASADAS POR EL TAMIZ – Junto al testimonio, también humano, del obispo, tiene gran importancia el del padre Stefano De Fiores, religioso monfortiano, uno de los mayores especialistas vivos en estudios dedicados a la Virgen. Autor de textos fundamentales como Maria nella teologia contemporanea, editor del Nuovo dizionario mariologico, enseñante en la más ilustre de las universidades pontificias, la Gregoriana, el padre De Fiores es bien conocido para los estudiosos y los lectores como hombre de gran prudencia, de distinciones sutiles, así como corresponde a un especialista de tal nivel. Sorprende, por tanto (y deja de verdad pensativos) la conclusión del cauto profesor: en Civitavecchia, no hay otra explicación lógica y sostenible si no es la aceptación de una intervención divina. El padre De Fiores motiva su conclusión paso tras paso, en una intervención densda de teología, pero al mismo tiempo informadísima sobre el desarrollo de los eventos. Han sido valorados por tanto críticamente todos los testimonios, a partir del de Jessica Gregori, entonces una niña de menos de seis años, de su familia, del párroco, del obispo mismo. Han sido pasadas por el tamiz todas las hipótesis que podrían explicar «naturalmente» la lagrimación. En base a los elementos disponibles y al razonamiento, se excluye que se trata de «fraude o truco», de «alucinación o autosugestión», de «fenómeno parapsicológico». Añadidos finalmente, por vía de lógica, a la dimensión inquietante del misterio, se excluyó también que se trate de «obra del demonio». ¿Intervención divina, por tanto? ¿Y por qué, con qué significado? El teólogo inicia aquí un análisis que muwestra qué riqueza espiritual puede esconderse detrás de un acontecimiento en apariencia tan simple, detrás de aquellas lágrimas derramadas 14 veces. Incluso el desconcertante descubrimiento de que se trata de sangre masculina termina por revelarse como un ulterior signo de credibilidad, en la dimensión cristiana. También en base a esta profundidad de sentido el padre De Fiores se rinde él también, a la par que el obispo, y cita el Evangelio de Lucas: «Aquí hay el dedo de Dios». No es de verdad poco, para quien conozca las prudencias de los profesores, sobre todo si son universitarios, de disciplinas eclesiásticas.

ADN NEGADO – Importante también cuanto anota, en otro estudio de este informe, un experto de los hechos: «El problema del ADN vuelve continuamente cuando se habla del suceso de la Virgen de Civitavecchia. La pregunta que tantos se hacen es la siguiente: ¿por qué los Gregori han rechazado los exámenes de ADN? Se ve tal rechazo como indicio de algo que esconder. Se insinúan, así, sombras y dudas acerca de su honestidad. Entonces al respecto es preciso saber cómo están realmente las cosas. Lo primero de todo, es necesario disipar toda duda, afirmando que la familia Gregori se ha declarado siempre dispuesta a someterse al examen para la comparación de la sangre».

En efecto, como se explica ampliamente, fueron los especialistas —empezando por aquella eminencia de la medicina legal que es el profesor Giancarlo Umani Ronchi, docente en la no sospechosa, laicísima Universidad La Sapienza de Roma— en desaconsejar decididamente un examen del ADN. Una prueba similar, en efecto, vistas las condiciones creadas y las situaciones de los hallazgos, habría aportado confusión más que claridad, corriendo el riesgo de dar indicaciones que despisten y científicamente no dignas de atención. A los Gregori que se pusieron de inmediato a disposición les explicaron los técnicos que justamente la búsqueda de la verdad sugería que no procedía.

En suma, diez años después, parece comprobado que las columnas de peregrinos que confluyen a Civitavecchia (y el número crece de año en año) son reclamadas por un evento del cual no es fácil librarse, volviendo a enviar a supersticiones y creencias populares que refutar. Estaba convencido de ello, lo sabemos, incluso el obispo, que los hechos sin embargo han transformado en el apóstol ferviente no sólo de la Virgen (de la cual siempre fue devoto) sino precisamente de aquella «Virgencita». Llegada por añadidura, para espesar el misterio, justamente desde otro lugar enigmático por excelencia: Medjugorje.

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Medjugorje, viaje en busca de María

Posted by El pescador en 11 enero 2008

Antonio Socci (original en italiano; traducción mía)

He hecho alrededor de 2000 kilómetros entre tierra y mar tras las huellas de una mujer. Es una mujer “de una belleza indescriptible”, dice quien la ha encontrado. Y para nosotros curiosos intenta una vaga descripción: altura alrededor de 1’65, edad alrededor de 18-20 años, rostro ordenado, casi siempre sonriente, mejillas rosadas, cabello negro ondulado, ojos marcadamente azules, voz dulce de adolescente, vestimenta muy simple.
Enamoramiento
Pero los testimonios precisan pronto que su belleza es una belleza inimaginable, ningún rostro en el mundo es parangonable al suyo. No estamos hablando de un sueño o de una imagen literaria. Sino de una persona viva, que sonríe, habla y escucha, llora, abraza, llama por el nombre, que enseña y que implora, que se apasiona con los pequeños problemas de cada uno. Desde 1981 seis muchachos de un pueblecito de la Bosnia croata -Medjugorje- la encuentan casi cotidianamente y ella -ante la pregunta- ha respondido que es la Virgen María. El punto clave es que: está viva. Y estos muchachos no son dementes, son del todo normales, también a juicio de la ciencia, incluso del ex régimen de Tito. Perseguidos al principio por la policía comunista, han crecido con ella al lado, han estudiado en la universidad, se han casado, tienen hijos. No son alucinados (pasan por distintos también para Medjugorje y se reconocen pronto). En cambio, estos seis -que en 1981 por otra parte no estaban entre los muchachos más asiduos en la parroquia- son tipos equilibrados, racionales, cordiales. Pero, como dice una de ellos, Marija, que hoy vive en Monza, «estamos en cierto sentido enamorados de ella. Especialmente al principio, no digo que éramos dependientes, aunque la belleza de su cara y su voz cuando hablaba nos atraían… Después, despacio despacito, nos ha llevado hacia Jesús, hacia la Iglesia, hacia la Eucaristía y nos ha hecho descubrir un mundo tan grande, tan inmenso…»Su belleza es su “eterna juventud”, subraya padre Livio, director de Radio María, se explican con el hecho de que todo el ser de María, alma y cuerpo, resplandece de Gracia y está en la Gloria de Cristo. Es por tanto paraíso. Con sus 23 años de presencia constante, según el padre, estamos ante un hecho absolutamente único en la historia de la Iglesia que evidentemente es debido a algo excepcional, a aquello que debe acaecer.Así hemos alcanzado aquel pueblecito bosnio para asistir a una aparición. Para comprender y para interrogarnos sobre esta joven mujer, su “filosofía” y también “misión secreta” que justifica una permanencia tan larga (si, por ejemplo, es una empresa que debe salvarnos de catástrofes inminentes).
Un Palacio imperial
A juzgar por millones de personas que este verano se han movido por ella, es decididamente el personaje del momento (ha entrado incluso en una diatriba entre Giuliano Ferrara y Francesco Merlo). Estadísticamente es la mujer más amada de la historia humana, la más cantada por poetas y músicos, la más representada por pintores y escultores, la más invocada. Lo suyos son “gli occhi da Dio diletti e venerati” [los ojos por Dios más amados y venerados] (Dante). Si incluso Dios se ha enamorado de ella se comprende por qué en este verano de 2004 un río de gente –jóvenes y no sólo ellos– ha hecho kilómetros para buscarla en los lugares donde ella pasó (Lourdes, Fátima, Chestochowa, Loreto, Guadalupe): donde ha pasado para curar, para enjuar las lágrimas, a dar abrigo y consuelo a desolados y desesperados, a abrazar la soledad y llamar a todos. Ya que de ella se dice desde siglos (Bernardo de Claraval) que no decepciona nunca y no abandona a ninguno.Con estos peregrinos -por la fiesta de la Asunción- el papa mismo vuelve a Lourdes: son 150 años de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción que la Iglesia opone, en el siglo XIX, a todas las nuevas ideologías fundadas sobre la ilusión de que el hombre –pretendiéndose dios- pueda construir un paraíso en la tierra con sus fuerzas. La historia del siglo XX ha demostrado que por el contrario ha construido infiernos. Y justamente para abatir estos infiernos del siglo XX ella se aparerció primero en Fátima y después en Medjugorje.Giuliano Ferrara ha recordado, con estupor, que es venerada como Reina. No engañan su aspecto de adolescente, su humildad, su bondad. Tiene poder real y lo ha ejercido en momentos decisivios de la historia humana. Por ejemplo, apareciéndose a un pobre indio en Guadalupe (1531) ha determinato la historia americana y por tanto nuestro hoy. Extraña reina: cambia la historia humana escogiendo personas insignificantes y con la predilección por las cosas más pequeñas y humildes. En el viaje que me lleva al embarque de Ancona hacia Croacia paso de hecho –el 29 de julio- por aquel que ella misma ha definido como su palacio real: allí se apareció a Francisco de Asís como “Reina de los ángeles” y le confió haber elegido la mísera Porciúncula, una minúscula y pelada iglesita en el valle espoletano, como su palacio real.Es espontánea la comparación con otro palacio imperial que se encuentra después del embarco de Ancona, aquel que aparece ya desde el trayecto sobre la costa dálmata: el Palacio de Diocleciano en Split, construido justamente 1700 años antes, en el 304. Era el Palatium por antonomasia (por el cual el topónimo Split). El palacio real poderoso del último feroz perseguidor de los cristianos. Hoy sobre aquellas piedras colosales desmocha un alto campanario con la cruz. Vienen a la mente las palabras de ella en el Magnificat: “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes”.Los cristianos perseguidos por el imperio romano no podían ni siquiera imaginar, en el 304, que de allí a pocos meses subiría al trono Constantino y todo cambiaría. ¿Y los cristianos perseguidos por el imperio comunista –que justamente sobre esta orilla tenía su frontera occidental– podían imaginar ver desplomarse en la nada –y sin sangre- el gran moloch perseguidor? ¿Existe la ligera mano de María, como dice el Papa? Dejo Split –y estos pensamientos– a las espaldas y el 2 de agosto recorro hacia el sur la espléndida costa croata devastada a trechos por una urbanización salvaje.
Hacia Medjugorje
Cien kilómetros de carretera de dos carriles a pico sobre el mar. Después la tierra adentro y la desolada Bosnia: el puente de Mostar ha sido recién construido. Las heridas sangran aún. En un campo pobre, de pequeños cultivos de tabaco y vides, desmocha una iglesita blanca con sus dos campanarios: es Medjugorje. Un puesto perdido e insignificante: hasta el 81. Carreteras sin conexión y llenas de hierba. El sol, en un cielo blanquecino, ya da calor a las 7.30. Los bares están abriendo, pero ya circulan tantos peregrinos porque el 2 de cada mes Mirjana Dragicevic, una de las videntes, tiene su aparición, bajo un toldo en el “Campo de la vida” de los muchachos de sor Elvira. Basta seguir a la gente. A la izquierda de la iglesita se va hacia el barrio de Bijakovici, donde viven los muchachos, y después de 800 metros se llega a una avenida en cuesta: sabré después que los muchachos estaban justamente sobre aquella avenida polvorienta, hoy ocupada por los autocares, aquel 24 de junio de 1981, hacia las 18.15. Cuando uno de aquellos convoyes, a 200 metros, donde empieza el montecito pelado y pedregoso del Podbrdo, una joven mujer inundada de luz con un niño en brazos. La cual hacía señal con la mano de acercarse: ellos escaparon a toda pastilla, asustados. El encuentro verdadero se verificará el día siguiente y el 26 el primer mensaje, cuando llorando pedirá su “paz, paz, paz, paz con Dios y entre los hombres”. Nadie comprendía. Pero exactamente diez años después, en 1991, aquel mismo 26 de junio, allí en Bosnia estallaría la primera guerra feroz en Europa desde 1945.

El toldo verde del “Campo de la vida” está lleno ya de gente desde las 6 y el prado alrededor. A las 8 comienza el rosario. Se dicen los 4 misterios enteros en diversas lenguas. En el entre tanto llega Mirjana, una bella treintañera rubia, ojos azules, vivaces, ingeniera agrónoma. Apenas iniciado el cuarto misterio glorioso – la Asunción– de golpe Mirjana cae de rodilas y por todas partes se hace un silencio jamás sentido. Nadie habla, todos saben que María ha venido, está aquí entre nosotros. El rostro de Mirjana, totalmente absorto en ella, está ligeramente transformado, luminoso. Habla con ella, Mirjana, pero su voz es totalmente silenciosa para nosotros. Todos callan, recogidos.

“Estando allí” me dirá Piergiorgio, turinés, ingeniero recién titulado “sientes aquella mirada de ella justamente sobre ti, incluso si no la ves”. Si de eso se da cuenta bien un médico milanés, el doctor Frigerio, que fue a Medjugorje para una aparición y llevaba consigo la bolsa llena de objetos sagrados que sus pacientes le habían confiado para que fueran bendecidos por la Virgen. Pero, por la multitud, no consiguió llegar hasta el altar donde se debía depositar. Acabada la aparición estaba para volverse a casa, disgustado, de no ser porque justamente lo buscó el pequeño Jakov que le dijo: “¿Eres tú el médico? La Virgen me ha dicho que te diga que no debes preocuparte: ha bendecido igualmente todos los objetos que tienes en la bolsa”. Esta es su delicadeza para cada uno que asombra. Llama “pequeño mío” a Juan Diego en Guadalupe. En Lourdes trata de “usted” a Bernadette a la que todos trataban con el despectivo “tú” de los mendigos.

En Medjugorje cada vez –por millares de veces– agradecerá a los muchachos “por haber respondido a mi llamada”. Los relatos de los testimonios la describen todos llena de atención y de amor para cada uno. “No podéis comprender” dirá en un mensaje suyo “cuán grande es vuestra persona en el designio de Dios”.

El 2 agosto tras la aparición a Mirjana no hay mensajes públicos. Los cuales llegan el 25 de cada mes a través de otra vidente, Marija Pavlovic. Mensajes que la Bella Muchacha de Nazaret da en la parroquia de Medjugorje y por medio suyo al mundo. Son siempre pocas palabras simples que invitan a la conversión y a la oración porque “la humanidad se encuentra en un gran peligro” y el rosario es el arma potentísima para permitir que Cristo dé salvación y paz a la humanidad. A Mirjana sin embargo le ha confiado los diez secretos que tienen que ver con la suerte del mundo. Cada uno será revelado tres días antes de que suceda, para que todos tengan tiempo de converstirse. Se sabe que el tercero es un bello signo que ella dejará sobre el monte de la primera aparición, un signo imborrable y claro de su presencia. Pero los otros parece que son muy preocupantes.

Aquel arsenal estallado

7 agosto. El embarque a Split junto al Palacio de Diocleciano. Clavado a lo largo del brumoso Adriático, aquellas murallas poderosas y aquella cruz que hoy allí desmocha. Mientras sobre el trayecto resuenan las guitarras y los cantos de los jóvenes que han estado en Medjugorje, intento mentalmente volver a poner en orden los eventos y las fechas.

El 13 de mayo de 1917 aparece en Fátima y profetiza la llegada a Rusia del comunismo y las plagas derivadas de esta obra maestra de Satanás: una nueva guerra mundial, inmensos estragos y persecuciones nunca vistas en 2 mileniso de cristiandad, hasta el martirio de un papa. Ha sido exactamente la historia del siglo XX. Por una serie de razones no había sido hecha –en las modalidades debidas- aquella consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María que ella había pedido.

El 13 de mayo de 1981, precisamente el día de la Virgen de Fátima, un atentando golpea al Papa en san Pedro. En los días sucesivos en el hospital Juan Pablo II recuerda que justamente este evento era predicho en la tercera parte del secreto de Fátima. El papa decide hacer la consagración. El 25 de marzo de 1984, solemnnemente, encomienda el mundo al “corazón materno de María”, “madre de los hombres y de los pueblos, tú que conoces todos sus sufrimientos y sus esperanzas”. ¿Qué sucede? Los expertos en cuestiones político-militares dicen en 1984, con Andropov y Chernenko en el Kremlin y el duro choque sobre los misiles con los EE.UU. de Reagan, que pone contra las cuerdas el sistema soviético, fue el momento de máxima tensión entre Este y Oeste. La URSS estaba perdiendo y un conflicto armado –apocalíptico – se creía de verdad probable. Pero a la vuelta de pocos meses –con la muerrte de Andropov y Chernenko y la llegada de Gorbachov (1985)- el comunismo marchó hacia una implosión fulminante a causa de su quiebra económica y social. La más grande dictadura de la historia se derrumbó en 4 años sin violencias ni víctimas: el “caso” quiere que el acto de liquidación de la URSS de 1991 se haya firmado el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción (“mi Corazón Inmaculado triunfará” se dio en Fátima) y que la bandera roja fuera arriada en el Kremlin el 25 de diciembre de 1991, por Navidad. ¿Pero qué había pasado en la URSS entre 1984 y 1985? ¿Bastaron las muertes de Andropov y Chernenko para explicar el vuelco de una línea política? Muchas cosas deberemos descubrir. Vuelto a casa encuentro el Dominical que sugiere justamente una de las piezas que faltaban. El experto en historia militar Alberto Leoni ilustra el hecho que da la puntilla al potencial militar soviético durante la crisis de 1984: la explosión del arsenal de Severomorsk, en el Mar del Norte. “Sin aquel aparato balístico que controlaba el Atlántico” dice Leoni “la URSS no tenía más ninguna esperanza de victoria. Por esto la opción militar fue cancelada”. Aquel incidente tuvo lugar dos meses después del rito solemne de la Consagración en la plaza de san Pedro. Pudo ser casual. Pero muchos han notado con algún estremecimiento la fecha del incidente de Severomorsk: 13 de mayo 1984, aniversario y fiesta de la Virgen de Fátima y del atentado contra el Papa…

Sin saber nada de todo esto, Lucía, la última de los videntes de Fátima aún viva, en una entrevista declaró cándidamente: “La Consagración de 1984 ha evitado una guerra atómica que habría sucedido en 1985”. Un mes después del atentado contra el Papa empezaron las apariciones de Medjugorje que, ha dicho María, cumple aquello que empezó en Fátima. Este verano los periodistas dedican muchas páginas a continuación de las peregrinaciones. María atrae silenciosamente. El 15 de agosto, para la Asunción, el Papa está en Lourdes: este perdido pueblecito de los Pirineos es la más grande meta de peregrinaciones del mundo, más que la Meca. “La Asunción al cielo, en cuerpo y alma, de María que se celebra” me explica un teólogo “significa que incluso cada cabello de nuestra cabeza es amado por Dios, enamorado de nosotros, y es destinado –con todo nuestro ser– a la gloria, a la divinización. Que transfigurará el cuerpo”.

Vuelvo a pensar en la belleza de la joven mujer que aparece en Medjugorje. Es la mujer “vestida de sol” que aplastará a Satanás, el león rugiente que siempre busca a quién devorar. Vuelvo a pensar en las palabras de Dostoievski: “La Belleza salvará al mundo”.

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Los secretos de las apariciones de Medjugorje

Posted by El pescador en 1 enero 2008

Antonio Socci (original en italiano; traducción mía)

Un artículo de Antonio Socci publicado por Il Giornale el 24 de diciembre [2001]


Exactamente hace diez años, el 25 diciembre 1991, se derrumbaba la Unión Soviética y con ella era barrido de Europa aquel experimento comunista que había ensangrentado el continente durante 70 años. La caída de un imperio sucedía sin derramamiento de sangre. Que un prodigio tan inédito aconteciese el día de Navidad e incluso la liquidación del Imperio se decidió en una reunión que se desarrolló el 8 de diciembre no dice nada a lo histórico laico, pero no es casual para quien mira la historia humana con ojos cristianos. El 8 de diciembre es de hecho para los católicos la fiesta de la Inmaculada Concepción y en los mensajes de Fátima cuyas apariciones son concomitantes con la revolución de octubre la Virgen pedía justamente la consagración de Rusia a su corazón inmaculado para obtener la conversión y anunciaba después de muchas tribulaciones la victoria de su corazón inmaculado. En aquellos mensajes había sido profetizada también la enorme masacre del siglo XX, el siglo del más grande martirio cristiano durante el cual se habría llegado hasta a golpear al Papa. El atentado contra él aconteció justamente un 13 de mayo, que es exactamente la fiesta de la Virgen de Fátima.

La extraordinaria coincidencia no fue considerada casual por Juan Pablo II que consideró que fue salvado justamente por la Virgen de Fátima en cuya corona quiso hacer engastar, como exvoto, una de las balas que lo golpearon. Justamente en los días pasados la Santa Sede ha hecho saber que sor Lucía, la última de los videntes portugueses, reconoce como completa la revelación de los secretos hecha el año pasado por el Papa. Para los cristianos la indefensa muchacha de Nazaret, la adolescente que en Belén parió a Jesús en condiciones humanamente durísimas, proclamada reina del cielo y de la tierra, ha ejercido y ejercita un influjo excepcional sobre la historia humana para conjurar resultados trágicos. El hecho que sus apariciones públicas se hayan concentrado en los dos últimos siglos significa que los peligros han aumentado y se han agravado con el fin de la cristiandad y el enorme crecimiento de la potencia de los hombres sobre el cosmos.

Y es en estos últimos años especialmente siempre según los cristianos cuando su intervención visible y apesadumbrada para salvar a la humanidad de la ruina se ha hecho más fuerte y visible. Siempre en 1981, de hecho, exactamente un mes después de aquel atentado contra el Papa que cumplía la profecía de Fátima, se iniciaron las apariciones de Medjugorje, un pueblecito de Bosnia-Herzegovina, entonces aún bajo el régimen comunista yugoslavo. La misma Virgen ha explicado que intentaba cumplir en Medjugorje aquello que había iniciado en Fátima. Y es emocionante leer el mensaje en el cual pide una novena de oraciones y ayuno para que con vuestra ayuda se realice todo aquello que quiero realizar según los secretos iniciados en Fátima. Os invito, queridos hijos, a comprender la importancia de mi venida y la seriedad de la situación. Era el 25 de agosto de aquel 1991 que pocas semanas después, el día de Navidad, vería pulverizarse la URSS sin derramamiento de sangre.

Se trata de apariciones aún no reconocidas oficialemente por la Iglesia si bien porque todavía están produciéndose. Precisamente por la duración se trata de un fenómeno absolutamente único en la historia cristiana, porque nunca se supo de una presencia de María tan asidua y continuada. Los muchachos a los se apareció la Virgen aquel 24 de junio de 1981 tenían 15-16 años. En aquel tiempo debieron sufrir no pocas intimidaciones y persecuciones de parte del régimen comunista. Hoy son todos adultos, han estudiado, se han graduado, tienen familias e hijos. Son personas del todo normales, afables, simpáticas, inteligentes. Son personas totalmente normales, afables, simpáticas, inteligentes. En el entre tanto aquel pueblecito perdido de Bosnia se ha convertido en la más extraordinaria meta de peregrinación de la cristiandad. Millones de personas alcanzan todos los años aquella meta ante la indiferencia de los medios de comunicación. Es un fenómeno excepcional (justo hace pocos días en Milán 15.000 han ido a escuchar a una de las videntes, un número altísimo de los cual bien pocos periódicos hecho eco).

Los muchachos estuvieron expuestos a varios experimentos científicos durante las apariciones y todos han revelado que sucede cualquier cosa inexplicable. Pero hay otro hecho que acredita las apariciones. La Virgen desde sus primeras palabras, con su habitual estilo discreto y dulce, pidió a los muchachos oraciones por la paz. Pero hay otro hecho que acredita las apariciones. Era un tiempo en que nada parecía amenazar la paz en Bosnia. De allí a pocos años se comprendió todo. Precisamente en aquella tierra de hecho estalló la más sangrienta guerra que se vio en Europa desde el final de la II guerra mundial.

A los muchachos, que continúan teniendo las apariciones, se les confiaron diez secretos que tienen que ver con toda la humanidad. En ellos resultaría claro el plan de María para la salvación del mundo como dice el padre Livio Fanzaga, director de Radio María. Padre Livio ha entrevistado largamente hace poco a Mirjana Dragicevic, una de las videntes, 36 años, graduada en ingeniería agraria, casada con dos hijas. Mirjana de hecho ha recibido los diez secretos, sabe qué son, cuándo y dónde se realizarán, y tiene la misión de comunicarlo a un fraile capuchino escogido por ella con diez días de anticipo. El fraile deberá anunciarlo al mundo tres días antes de que se verifiquen. El objetivo de la Virgen dice Mirjana es salvar a todos, invitando a todos a conocer el amor de su Hijo y entregar el propi ocorazón a él. De estos secretos sabemos sólo que el tercero habla de un signo inequívoco y bello de su presencia que la Virgen dejará sobre la colina de la primera aparición. El séptimo por el contrario parece que es muy dramático, pero Mirjana insiste en que no hay que tener miedo. Quien tiene al Señor en el primer puesto de su corazón no tiene nada que temer. Al final llegará el tiempo de la paz, anuncia con seguridad Mirjana. La Virgen de hecho se presentó en Medjugorje con el título de Reina de la Paz. No se sabe cuándo acontecerá todo. Pero según el padre Livio, que ha dedicado a Medjugorje una serie de libros y que con su radio (escuchadísima), sigue desde hace años el desarrollo de los eventos, los hechos del 11 de septiembre podrían ser el inicio del discurrir de Medjugorje (por cierto sobre las Torres Gemelas estaban también los potentes repetidores de Radio María, que difundían los mensajes de Medjugorje). El padre Livio considera que el peligro planetario poodría estar representado precisamente por un terrorismo preparado para devastar el mundo con armas de destrucción masiva.

Del resto se intuye que en estos meses hay algo nuevo que carga el corazón del Papa. Para quien sigue sus intervenciones es evidente que divisa algo oscuro en el horizonte. En octubre del 2000, concluyendo el gran Jubileo, renovó la consagración de la tierra al corazón inmaculado de María diciendo que estamos en una encrucijada entre transformar la tierra en un lugar de ruina o hacer de ella un jardín. Y en sus intervenciones recientes habla abatido de una hora oscura que ha llegado.

A la luz de estos antecedentes adquiere claramente otro significado la jornada de ayuno y oración por la paz querida por el Papa, considerado el hecho de que desde hace veinte años la Virgen de Medjugorie ha pedido exactamente y sólo esto: ayuno y oración por la paz. María nos da la posibilidad de ponernos a salvo explica el padre Livio pero urge convertirse.

Naturalmente se puede juzgar con indiferencia e incredulidad todo esto. Sin embargo antes es aconsejable dar una lecturar al volumen, apenas aparecido, Gli occhi di Maria, en el que Vittorio Messori reconstruye la colocación histórica y geográfica de las apariciones de María desde los años de la Revolución francesa, la gran devastadora de la cristiandad. Siempre, en anticipo o en concomitancia con los acontecimientos más terribles, María se ha aparecido para confortar a los cristianos y ponerlos en guardia, pero también para conjurar las peores tragedias. Se empieza con las apariciones en los años del Terror jacobino reconstruidas en el libro por Rino Cammilleri en particular un fenómeno inexplicable afectó al mismo Napoleón. Un 11 de febrero. El mismo día en el cual se aparecería la primera vez en Lourdes. Es sólo una de las tantísimas, impresionantes coincidencias de fechas señaladas por Messori. Y después Fátima, cuya última aparición, el 13 de octubre, con el prodigio del sol que gira, es casi concomitante con la revolución bolchevique. Y después la aparición de Banneaux de 1933, concomitante con el ascenso al poder de Hitler. Las apariciones de Kibeho, en Ruanda, donde no se ha podido conjurar uno de los más terribles genocidios de los últimos decenios. Cada vez aquello que afecta y conmueve es como dicen los videntes -su cuidado de madre. El realizarse o menos de los «secretos» de Medjugorje nos dirá si verdaderamente en aquel pueblecito bosnio acaeció lo que millones de cristianos creen. Se puede ser cristiano o no serlo. Pero, más allá de Medjugorje, quien es cristiano permanece de todas formas seguro de que María obra concreta e incansablemente por el bien de todo ser humano y de la humanidad entera. Si aquella muchacha de Nazareth es «la reina del cielo y de la tierra» no hay que sorprenderse que tenga tanto poder sobre la historia humana.

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