El testamento del pescador

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Cuando Madre Teresa combatió al demonio en Albania

Posted by El pescador en 8 septiembre 2016

Alessandra Nucci (original en italiano; traducción mía)teresacalcuta-5setiembre

Hay una vivencia de la vida de Santa Teresa de Calculta desconocida al máximo. Me la refirió hace años un amigo albanés al cual había pedido informaciones sobre las visitas de Madre Teresa a su país de origen, para un artículo que estaba escribiendo sobre Pjetr Arbnori, héroe albanés, católico, llamado “el Mandela de los Balcanes” por haber sobrevivido a casi 29 años de detención en el gulag.

 

Refiero las cosas como las vivió mi amigo, Marcel, que empezó a contarme a partir de un episodio de septiembre de 1985, cuando se encontraba en el servicio militar. Estaba en una unidad mal equipada y desarmada, la más humilde del ejército albanés, porque estaba formada por hombres considerados peligrosos para el régimen. El dictador Hoxha había muerto el 11 de abril, pero el régimen continuaba y empleaba soldados en la construcción de búnkeres, túneles y trincheras para defender la patria de los enemigos. Un día llegó a la unidad un soldado que había sido expulsado de la Guardia de la República, el cuerpo más prestigioso del ejército, constituido por hombres elegidos y fidelísimos. ¿Por qué había sido castigado de este modo?

 

“Todos nosotros teníamos miedo de que fuera un espía – cuenta Marcel- por lo cual éramos recelosos en su presencia. Pero un día, cuando estábamos en la mesa decido preguntarle: “¿Qué has hecho mal para acabar aquí?”. Él me responde: “He tenido una riña con otro soldado y me han mandado aquí como castigo”. Yo vuelvo a preguntarle: “Cierto, será duro para ti. Allí estabas en un cuerpo prestigioso, un trabajo ligero, tenías botas, mientras que nosotros debemos trabajar duramente y no tenemos ni siquiera zapatos”. Para mi sorpresa él abrió los ojos: “¡Pero soy afortunado! Tú no puedes comprender qué significa montar guardia de noche en la tumba de Enver Hoxha. Se escuchan rumores, temblores, gritos, son como gemidos que salen de un abismo. Es una tortura. Me he salvado de esto. Más de 20 compañeros de mi grupo han acabado en una unidad de psiquiatría. Aquí hago un poco de todo, pero no siente ese infierno”. Yo y los otros soldados presentes nos levantamos de la mesa para distanciarnos de aquel soldado. Escuchar podía tener consecuencias: estábamos en plena dictadura y hablar de estas cosas podía ser peligroso”. Esto es el antecedente con el cual Marcel llegó a saber de fenómenos nocturnos en torno a la tumba del dictador que hacían temblar de miedo incluso a los soldados.

 

Algunos años después, en 1989, con gran sorpresa de todos, llega a Albania Madre Teresa de Calcuta. La sorpresa fue grande porque antes no le fue concedida nunca la entrada en el país, a pesar de que se encontraban allí las tumbas de la madre y de la hermana. Si la prensa del régimen estaba obligada a nombrarla, como por ejemplo cuando le fue concedido el Premio Nobel diez años antes, era sólo para denigrarla con epítetos infamantes (Albania, bajo el régimen comunista, había adoptado una Constitución que la declaraba oficialmente un país ateo). En 1989 en cambio he aquí que llega de improviso, y va a recibirla al aeropuerto nada menos que la viuda de Enver Hoxha, ¡que apenas llega a la puerta la lleva directamente a la tumba del dictador! Esta visita naturalmente pareció un homenaje, y la televisión la mostró como un gran éxito del régimen. Aquella visita fue un golpe durísimo para los fieles, la gente estaba aterrorizada: ¿era posible que Madre Teresa se hubiera dejado instrumentalizar para dar lustre a la memoria del dictador difunto?

 

La parada de Madre Teresa sobre la tumba fue presentada como un modo de demostrar a la gente su respeto por el gran estadista desaparecido. Pero no era así. Marcel supo la razón verdadera cuatro años después, en 1993, cuando conoció a un sacerdote kosovar que aquel día había acompañado a Madre Teresa en su viaje de regreso a Albania. Él le contó que la visita había sido solicitada por Nexhmije Hoxha porque se avergonzaba de los gritos y del temblor que se sentían provenir de su tumba. Por lo tanto había encargado a Ylli Popa, uno de los más fieles hombres del régimen, y traductor de Hoxha, que llevara una carta a Madre Teresa, en la cual le pedía que fuera a rezar sobre la tumba del marido para obtener paz, que no se oyeran más los gritos y no temblase más la tierra.

 

Aquel día por tanto Madre Teresa se detuvo durante largo rato a rezar sobre la tumba de Hoxha, y después la puerta de Albania permaneció abierta para ella, tanto que ante de morir pudo volver a fundar allí también.

 

¿La oración de Santa Teresa de Calcuta fue escuchada? ¿Los rumores terroríficos en torno a la tumba de Hoxha cesaron? Parece que sí. “No grabada por la Tv, me dijo el sacerdote, Madre Teresa permaneció durante largo rato en oración sobre la tumba, donde desde entonces volvió la calma, no se oyó nada más”. Aquel día Madre Teresa pudo visitar por primera vez la tumba de la madre y de la hermana, muertas en Albania en 1971 y en 1974. Pero la cosa no acabó ahí.

 

“El sacerdote –concluye Marcel- me contó que más tarde le fue permitido reunirse con otros fieles en una casa, donde fue posible también celebrar la Misa. Mientras estaban rezando en un cierto momento una fuerza misteriosa, como una mano invisible, levantó en el aire a Madre Teresa y después la lanzó pesadamente al suelo. A partir de ahí se iniciaron sus problemas de corazón, que continuaron siempre, hasta causarle la muerte en 1997. Y fue también ‘contagiada’ en otro sentido, sufriendo molestias diabólicas que le requirieron también, pocos meses antes de morir, someterse a un exorcismo”.

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