El testamento del pescador

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La mujer más bella del mundo

Posted by El pescador en 21 septiembre 2006

El libro del Génesis nos cuenta en varios versículos que Dios ve su obra creada y que ésta es buena (1,4.10.12.18.21.25.31); el adjetivo bueno tiene en el Antiguo Testamento varios significados, que incluyen también el de bello. Esta belleza de la creación se estropeará cuando entre el pecado en el mundo a causa de la desobediencia humana. El relato del Génesis es un relato etiológico (del griego aitía=causa), que quiere explicar el por qué de las cosas que suceden: el por qué del mundo (1,1-31), el por qué del amor y de la familia (2,1-25), el por qué del mal, de la violencia (capítulos 3 y 4), de la separación por los idiomas (11,19), etc.

Y estas maldades y violencias, que han venido a causa del pecado de la humanidad, son las que han estropeado la belleza de la creación. El pecado, en definitiva, es feo: se dice en el habla popular que algo es más feo que un pecado. No he podido encontrar la fotografía de la película de Mel Gibson «La pasión de Cristo», cuando en el pretorio ante Pilato, el demonio tienta a Jesús mostrándole a un bebé en brazos que es horrorosamente feo, como dicendo: Los que se refugian en mí están a salvo, en cambio tu Padre te ha dejado solo. Pero ese bebé en brazos del demonio es, como digo, horrorosamente feo, porque el pecado envilece y destruye a la persona, la afea. Algo así se cuenta de la anécdota de Leonardo da Vinci: eligió a un muchacho bellísimo como modelo para el Jesús de su Última Cena; y cuando buscó el modelo para Judas lo encontró en los barrios más bajos y marginales de la ciudad en un hombre realmente repulsivo, y resultó ser el mismo modelo de antes, que se había dado a la mala vida y a la corrupción.

Pero Dios promete restaurar esta belleza que la creación (las personas y el mundo) habíamos perdido por culpa del pecado: es lo que se conoce como el Protoevangelio (el primer evangelio o primera buena noticia: Génesis 3,15): Su descendencia [de la mujer] te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón. Esta mujer siempre ha sido vista en la Tradición como la mujer por excelencia, la Virgen María, cuya descendencia, Jesucristo vence a la serpiente con su Encarnación. Por eso, Caravaggio (no puedo disimular mi debilidad por su pintura) lo representa tan bellísimamente en este cuadro: María sostiene a Jesús mientras ambos pisan la cabeza de la serpiente, símbolo del demonio que había introducido el pecado y el mal en la bondad de la creación, cumpliendo así el anuncio del Protoevangelio.Para poder aplastar la cabeza de la serpiente, María tuvo que ser elegida desde siempre como la mujer más bella, y así lo expresa preciosamente el Salmo 45. Este Salmo habla del rey, que se ha enamorado de la belleza de la princesa:

Escucha, hijita; fíjate bien en lo que voy a decirte: Olvídate de tu familia y de tu gente, pues el rey desea tu belleza […] ¡Aquí entra la princesa, en toda su hermosura! (Salmo 45,10.13)

El rey que se ha prendado de la belleza de esta princesa es el más hermoso de los hombres porque en sus labios se derrama la gracia (Salmo 45,2). La Tradición siempre ha leído los Salmos en la perspectiva de Jesucristo, que los cumple plenamente. Por eso, el más bello de los hombres es Jesucristo, que es la plenitud de la gracia, se escogió una madre para hacerse hombre, y la llenó de gracia para ello, de ahí el saludo del arcángel San Gabriel que nosotros rezamos en el Ave María: Alégrate, llena de gracia.He ahí la belleza de María, ella es la llena de gracia, la mujer más bella del mundo porque es la Inmaculada, la que no tiene pecado, y por tanto es totalmente bella y hermosa. Esa es la expresión del Cantar de los Cantares, que la Iglesia aplica a María:

 

¡Qué hermosa eres, amor mío! ¡Qué hermosa eres! (4,1) […] ¡Tú eres hermosa, amor mío; hermosa de pies a cabeza! ¡En ti no hay defecto alguno! (4,7).

Esta es la antífona gregoriana que se canta en las Vísperas de la Inmaculada: Tota pulchra es, Maria, et macula originalis non est in te: Eres toda hermosa, María, y la mancha original no está en ti. Por eso, María es la mujer más bella del mundo porque en ella no existe el pecado, es la que está llena de gracia.

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