El testamento del pescador

Nafis Sadik, una musulmana poco moderada

Posted by El pescador en 9 septiembre 2007

De Sandro Magister

(original en italiano; traducción mía)

Entre los partidarios de la expulsión de la Santa Sede de la Organización de las Naciones Unidas (ver el servicio de www.chiesa del 21 de agosto) hay también una prima donna: o sea la mujer que por primera vez ha desempeñado un cargo de alto nivel en el Palacio de Cristal.

 

Su nombre es Nafis Sadik. De 1987 al 2000 ha sido directora ejecutiva del UNPFA, United Nations Population Fund [Fondo de las Naciones Unidas para la Población, N. del T.], con el rango de subsecretaria general. Hoy es asistente especial del secretario general de la ONU y su enviada para el VIH/SIDA en Asia y Pacífico.

 

Sadik ha auspiciado la expulsión de la Santa Sede de la ONU en un artículo en el primer número de 2007 de “Conscience”, la revista de la organización abortista “Catholics for a Free Choice” [Católicos por una elección libre, N. del T.]. Ha escrito que “es ridículo que un estado cuyos ciudadanos son un millar de hombres célibes tenga parte activa en determinar el enfoque internacional a cuestiones íntimamente ligadas a la salud sexual y reproductiva”.

 

De Sadik se recuerda una borrascosa audiencia con Juan Pablo II, el 18 de marzo de 1994, pocos meses antes de la conferencia promovida por la ONU en El Cairo sobre población.

 

La misma Sadik hizo público un informe de aquella audiencia. Pinta a un Papa Karol Wojtyla colérico e intratable. Pero la credibilidad de aquel informe fue contradicha por el Papa, que dijo a su biógrafo George Weigel que había entregado a la huésped un memorandum con las objeciones vaticanas al documento preparatorio de El Cairo, pero ella “no aceptó discutirlo”.

 

Nafis Sadik, ciudadana de Pakistán, nació en la India, en Jaunpur. De rica familia musulmana, ha estudiado en una escuela católica, en el Loreto College de Calcuta. Terminó sus estudios de medicina en prestigiosas universidades de los Estados Unidos y de Canadá. En Pakistán fue directora general de los programas de planificación familiar, después de lo cual entró en las filas de la ONU, en Nueva York.

 

A la vista de la conferencia de El Cairo de 1994, junto al presidente de la comisión preparatoria, el ganés Fred Sai, hizo de todo para incluir el aborto entre los “derechos reproductivos” que todos los estados están obligados a garantizar. Si la operación no llegó a buen fin (el documento final de El Cairo estableció “en ningún caso el aborto sea promovido como método de planificación familiar”), fue precismaente por la tenaz oposición de la Santa Sede.

 

Se puede comprender, por tanto, su resentimiento. En el mismo artículo en “Conscience” en el cual ensalza la expulsión de la Santa Sede de la ONU, Sadik echa la culpa a la encíclica “Humanae Vitae” de la opresión de la mujer en los países pobres del mundo, donde “la Iglesia es mucho más influyente” que en los países ricos.

 

Lástima que la gran parte de la opresión de la mujer lamentada por Sadik se registre en los países islámicos, incluído el Pakistán del cual es ciudadana. Ni una sola de las invectivas de lanzadas por ella durante años contra el Vaticano ha rozado, que se sepa, a los líderes políticos, culturales y religiosos del mundo musulmán al cual ella pertenece. Y nada de otros mundos no cristianos –piénsese en China, en la India– en los cuales son habituales las esterilizaciones forzadas, la obligación del hijo único, el aborto selectivo, el infanticidio.

 

Sobre las políticas antinatalistas del Palacio de Cristal ver más en http://www.chiesa: “ONU y Unión Europea tienen su enfant terrible en Roma“.

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